
La adquisición en cuestión se enmarca dentro de un programa de cinco años que gobierno taiwanés se propuso, hacia 2008, para consolidar una armada poderosa.
Bajo este plan, la isla rebelde también apunta a la compra de ocho submarinos convencionales, un número indeterminado de fragatas, y buques de patrulla misilísticos.
En contrapartida, China ha aumentado la cantidad de misiles -ubicados directamente contra la isla de Taiwán-, pasando de 300 a 1.400 unidades (estimadas) en el período 2001-2008.
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