El Secretario de Defensa norteamericano Robert Gates dio a conocer sus planes para achicar el presupuesto y gastos militares de la superpotencia.
Entre las formas que harían al recorte del presupuesto del Pentágono, el Secretario en cuestión hizo referecia al cierre de un comando militar, la disminución en la cantidad de contratistas externos (en un 10 % anual) y la reducción del número de altos cargos de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
Entre las consecuencias discutidas, se habla del cierre del comando de Norfolk, en el estado de Virgina, lo cual se traduciría en dejar desempleados a 2.800 empleados civiles y militares, además de unos 3.000 contratistas externos.
Ya se visualiza oposición por parte de algunos congresistas, debido a que sus intereses residen en retener los empleos en cuestión, cuya desaparición afectaría gravemente a sus propios distritos y votantes. Pese a que dicho repliegue económico sea tan sólo un plan, ha despertado críticas, debate y discusiones en todo el territorio norteamericano.
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