Para Stephen Walt -y considero que para cualquier analista que evalue la Administración Obama- al Presidente de los Estados Unidos se le dificulta cada vez más su gestión; al tiempo que los republicanos ven mayores posibilidades de ganar en el juego de suma cero que representan las elecciones legislativas de noviembre próximo.
El experto realista sostiene que las ventajas para los republicanos radican en cuatro áreas clave de la Política Exterior norteamericana, que por el momento se constituyen como el talón de Aquiles del líder demócrata:
En primer instancia, Irak: si bien la ofensiva no fue emprendida por la vigente Administración, se mantiene la definición y lineamientos de la Administración Bush. E incluso en el mejor de los casos, Irak es la derrota de Estados Unidos, ya que se han gastado trillones de dólares sin tener en cuenta las vidas que se perdieron.
Segundo factor, el desafío que significa Irán: Por más que haya habido cambio de Administración se mantiene la misma postura hacia el Estado Villano iraní; reclamando la finalización total de enriquecimiento nuclear al gobierno de Ahmadinejad. Como si fuera tan fácil obtener obediencia de aquellos iraníes.
El tercer elemento es el conflicto Israel-Palestina: la idea de "two states - two peoples" tal como dijera el Presidente en un discurso en El Cairo en 2009 se aleja cada vez más de ser posible. Los asentamientos continuarán expandiéndose y se incrementará el conflicto entre las partes. Otro aspecto en el cual Obama no tendrá progreso alguno.
Finalmente, el cuarto desafío -a esta altura, derrota- de Obama es Afganistán: sin lugar a dudas el mandatario norteamericano no está perdiendo una guerra, sino dos. Aún sin que salieran a relucir los documentos confidenciales expuestos en Wikileaks (el escándalo del momento para la Casa Blanca y los altos mandos militares), se sabe que la campaña en tierras afganas no está siendo exitosa, una guerra que debería haber sido concisa y rápida está demorando años -y sobre todo, recursos económicos y humanos- para la superpotencia.
Segundo factor, el desafío que significa Irán: Por más que haya habido cambio de Administración se mantiene la misma postura hacia el Estado Villano iraní; reclamando la finalización total de enriquecimiento nuclear al gobierno de Ahmadinejad. Como si fuera tan fácil obtener obediencia de aquellos iraníes.
El tercer elemento es el conflicto Israel-Palestina: la idea de "two states - two peoples" tal como dijera el Presidente en un discurso en El Cairo en 2009 se aleja cada vez más de ser posible. Los asentamientos continuarán expandiéndose y se incrementará el conflicto entre las partes. Otro aspecto en el cual Obama no tendrá progreso alguno.
Finalmente, el cuarto desafío -a esta altura, derrota- de Obama es Afganistán: sin lugar a dudas el mandatario norteamericano no está perdiendo una guerra, sino dos. Aún sin que salieran a relucir los documentos confidenciales expuestos en Wikileaks (el escándalo del momento para la Casa Blanca y los altos mandos militares), se sabe que la campaña en tierras afganas no está siendo exitosa, una guerra que debería haber sido concisa y rápida está demorando años -y sobre todo, recursos económicos y humanos- para la superpotencia.
Y Walt no termina la lista ahí: destaca también la deteriorada relación con China, actor estratégico a la hora de pensar en el nuevo escenario internacional de aquí a largo plazo.
Nada puede resultar mejor para los republicanos que la derrota y la incapacidad del demócrata frente a los nuevos desafíos de su nación. El autor concluye que el error de Obama fue el estar ejecutando una política exterior convencional que resultó bastante similar a la de su predecesor.
Si quieres lograr resultados distintos, no intentes siempre lo mismo...
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