miércoles, 6 de enero de 2010

Petróleo: el Oro Negro de los Commodities

En un artículo de la prestigiosa Foreign Policy allá hacia fines de 2007, se discutían -y refutaban- las catastróficas predicciones que siempre surgen acerca del preciado recurso. Rescataremos los mejores postulados que aportó dicho informe.

Así como la demanda de petróleo y gas se acrecienta a pasos agigantados, varias voces llamaban a que el mundo estaba quedándose sin petróleo. Por el contrario, pese a que es un recurso no renovable, el aumento de su demanda ha incitado a firmas y empresas a invertir en mejor tecnología tanto para la exploración como para la explotación de petróleo, determinando que el punto de escasez petrolífero se encuentre cada vez más lejano.


En cuanto a su precio, es clásico afirmar que es una resultante de los desajustes temporarios entre la demanda y abastecimiento en el mercado. Pero en este caso en particular, la variable que incide a determinar que los precios de los barriles sean altos o no depende de un actor relevante para el mercado mundial: la OPEP. Es la Organización de los Países Exportadores de Petróleo la que estabiliza a su voluntad los precios, pese a que la historia sugiere que este cartel no puede mantener la disciplina de perfecta producción.

Si bien se teme por la presencia en el mercado de multinacionales de carácter privado, estos “gigantes” no sugieren el poderío que representan los Goliat de la OPEP. De acuerdo con Vaitheeswaran, gran parte de las reservas mundiales son vendidas en mercados de gran liquidez a futuro, por lo cual resulta una total dificultad para estas firmas privadas de controlar sin problemas los precios del crudo. Price-takers, y no Price-setters, define mejor la postura del autor respecto de las compañías privadas (en especial haciendo referencia a las de origen norteamericano). Otro dato a tener en cuenta son las nacionalizaciones que Estados como Rusia o Venezuela están realizando sobre estos recursos vitales a sus economías nacionales, recordando como lo hicieron en su momento Arabia Saudita e Irán. De este modo, el acceso y el margen de acción –y de control- de las corporaciones privadas sobre el petróleo está en descenso en comparación con el control gubernamental que los miembros de la OPEP detentan.

El caso ruso: miedo a una potencia en expansión I. Rusia produce alrededor de 10 millones de barriles por día, y por poco no alcanza los valores de Arabia Saudita. Pero la nación rusa tampoco va a despojar al Estado árabe de su lugar en el trono de productor principal. Esto es porque Rusia solo representa el 5% de las reservas mundiales de crudo, en contraposición con el 25% de las reservas mundiales que totaliza Arabia. El miedo de los europeos respecto de las políticas rusas sobre posibles embargos- a través del corte del suministro- no tienen fundamento: las tuberías rusas tiene una sola salida, no pueden ser redirigidas. Si no tiene como destino a Europa, esas tuberías no abastecerán a nadie, y dicho circuito dejaría sin ganancias a los rusos. Por ello, los europeos no enfrentar graves riesgos de desabastecimiento hoy día.

El caso chino: miedo a una potencia en expansión II. La creciente demanda china ha generado preocupación en diversos aspectos. Por un lado, el consumo de la población china no hará que el mundo quede sin el codiciado recurso; esto se debe a que China misma está invirtiendo cada vez más en tecnologías para la explotación de petróleo. De este modo, cada barril que China produce representa un barril que China no comprará del mercado mundial.
Tampoco debe verse afectada el medioambiente global, porque la elite gobernante china se encuentra ansiosa por invertir en fuentes de hidrocarburos alternativos, una revolución ecológica. El miedo del Golfo Pérsico reside en el liderazgo del gigante asiático en tecnologías automotrices: si China es capaz de determinar la tecnología de los autos del futuro, lo hará de acuerdo a sus recursos, y teniendo en cuenta que esta nación asiática está invirtiendo en recursos alternativos, el valor del petróleo del Golfo se disipará de a poco... Aunque despojándonos un poco del optimismo que sabe manifestar este autor, cabria tener en cuenta que sólo a partir de la reciente crisis financiera la producción automotriz mundial destaca a China entre los primeros lugares del ranking (antes de 2008 los lugares privilegiados los tenían Japón y Occidente, sin ser China parte del epicentro automotriz global), por lo cual si llegó al mercado mundial de automotores de manera abrupta no se sabe que pasará de aquí en adelante. Por otra parte, si bien es destacable que esta nación invierte en combustibles alternativos, pasarían décadas hasta que se desarrolle todo un concepto de “mentalidad ecológica” entre los millones y millones de usuarios de automóviles que se ubican no sólo en China sino en todo el mundo, por lo cual es difícil pensar en el reemplazo del uso del petróleo.



Fuente:
Vaitheeswaran, Vijay V. “Oil”, en Foreign Policy (November-December, 2007).


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