jueves, 14 de enero de 2010

Ucrania: Un Futuro no tan Naranja

El próximo 17 de enero, los ciudadanos de toda Ucrania tendrán la oportunidad de elegir a su nuevo presidente. La expectativa se centra, principalmente, en tres candidatos: el actual presidente Víctor Yushchenko, la vigente primer ministro Yulia Tymoshenko, y el líder opositor del Partido de las Regiones Víctor Yanukovich, quien también supo ser primer ministro en el pasado.


La lista de candidatos para las elecciones presidenciales del domingo contempla a dieciocho personalidades políticas de distintas convicciones políticas: Inna Bohoslovska, Mykhaylo Brodskyy, Anatoliy Hrytsenko, Yuriy Kostenko, Volodymyr Lytvyn, Oleksandr Moroz, Oleksandr Pabat, Vasily Protyvsih, Serhiy Ratushniak, Oleg Riabokon, Liudmyla Suprun, Petro Symonenko, Serhiy Tihipko, Oleh Tyahnybok, Yulia Tymoshenko, Viktor Yanukovych, Arseniy Yatsenyuk y Viktor Yushchenko.

Al ser Yanukovich y Tymoshenko los favoritos a ocupar la presidencia, parece ser que el pueblo ucraniano dejó de creer en la llamada Revolución Naranja que permitió a Yushchenko ocupar la presidencia desde el año 2005. El sentimiento nacionalista anti-ruso del pasado comienza a ser reemplazado por un descreimiento en las instituciones y desconfianza por parte del electorado en cualquiera de sus candidatos. Tan fuerte es el escepticismo en la política ucraniana que uno de los candidatos comunistas, Vasily Humeniuk, ha cambiado su apellido al de Protyvsih (Contra-todos) para ganar mayor apoyo del electorado.
Las críticas que surgen entre los propios candidatos tampoco son cuestiones menores. La denuncia de Yushchenko respecto de Tymoshenko y Yanukovich como "proyectos del Kremlin" no hace sino producir desinterés de su población en la política doméstica y un sentimiento de corrupción que se extiende cada vez más. Por otra parte, los candidatos afectados apuntan a la reconstrucción del país (que luego de la recesión de ocho años 1991-1998, volvió a caer en ruinas, con graves pronósticos de inflación), lo cual se ve reflejado en el pobre 5% de intención de voto que tiene acumulado Yushchenko hasta el momento.

Pero la debilidad institucional y la corrupción doméstica se suman a un problema regional: en los últimos años, la relación entre Ucrania y Rusia no ha permitido un buen desarrollo de los ucranianos. Respecto de los precios de petróleo y gas, la relación se puede calificar como desacertada, porque ha dejado malestar -y por sobre todo, falta de combustible- en su población. El conflicto energético se ha suscitado durante el último período entre la firma rusa Gasprom y la estatal ucraniana Naftogaz, por la falta de acuerdo por el precio del gas y del petróleo rusos.

Este desacuerdo se tradujo, gracias a las políticas del gobierno naranja, en continuos bloqueos y cortes del suministro de gas en el corredor ucranianiano. Los envíos no sólo estaban destinados a este rebelde país de la Comunidad de Estados Independientes sino también a la Unión Europea. De ahí la atención internacional que tuvo dicho conflicto.

Sumado a la cuestión energética, no hay que olvidarse de lo que sucedido con la península de Crimea. Yushchenko, acusando a Rusia de injerencia y desestabilización en aquella región, se negó en 2008 a actualizar el tratado bilateral que permitía a las fuerzas navales rusas el acceso a las instalaciones militares en Sebastopol. Y así los inconvenientes diplomáticos se sumaron a los infortunios del ámbito económico.

Los golpes que originó la gestión ucraniana en todos los planos –económico, diplomático, político- vienen afectando las relaciones bilaterales entre los dos grandes de Eurasia. Estando la región oriental de Ucrania vinculada culturalmente con Rusia, el tono extremo anti-ruso que tomó el discurso oficialista de estos años pudo haber incidido -junto con las características malogradas de dicha gestión- en un cambio de percepciones en la población. De otro modo, no podría explicarse que el apoyo masivo que recibió Yushchenko al asumir la presidencia, pasó a transformarse en un insignificante 5 % estimado del electorado.

Aún faltan tres días. El domingo próximo, seremos testigos de cuál es la decisión del electorado ucraniano acerca de su futuro.


Fuente:
“Ukraine`s presidencial election: oranges and lemons”, The Economist, 14 enero 2010: http://www.economist.com/world/europe/displaystory.cfm?story_id=15277315
“Ucrania deja atrás los sueños de la 'revolución naranja'”, El País, 13 enero 2010: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Ucrania/deja/suenos/revolucion/naranja/elpepuint/20100113elpepiint_10/Tes

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