Eran de esperarse consecuencias de la crisis económica para todos los sectores de la Administración Obama. Y el área de Defensa no logró escapar a ello: pese a ser un issue primordial de la agenda norteamericana, el Departamento de Defensa (DoD) también debe enfrentar un considerable recorte de su presupuesto.
El recorte en cuestión es el más grave desde los atentados del 11-S de 2001. El Secretario de Defensa, Robert Gates, admitió publicamente la baja en la asignación presupuestaria para las tres armas, en especial para la Armada y el Ejército -con una baja de 47.000 tropas, un 6% del personal-.
En cuanto a cifras, se estima que el Pentágono operará en 2012 con partidas de U$S 533 billones de dólares, comenzando a decaer su asignación durante los siguientes dos años, estacándose hacia 2015 y 2016. Si bien ello representa una noticia drástica para el sector, los fondos para las operaciones en Afganistán e Irak no serán -por el momento- corregidas, ya que son financiadas por programas ajenos al presupuesto mencioando.
En relación al desarrollo de sistemas de armamento, habrá cancelaciones en costosos -pero fundamentales- programas, como es el caso del tanque anfibio denominado Expeditionary Fighting Vehicle (vehículo expedicionario de lucha), cuya falta se sentirá en las capacidades navales del US Navy.
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