lunes, 15 de marzo de 2010

Pertenecer, ¿tiene sus privilegios?

Siendo la cuna de la civilización occidental, tierra de famosos pensadores clásicos y de los mayores legados recibidos por la humanidad, hoy en día Grecia se encuentra sufriendo los golpes de una devastadora crisis económica. Al igual que cualquier Estado integrado al sistema internacional, no pudo escapar del impacto de la crisis suscitada hacia fines de 2008; y es el caso de Atenas el que representa el peor de los escenarios que se pueden apreciar al día de hoy.

Originada en el escenario europeo de post Segunda Guerra Mundial, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero –CECA, el primero de los pilares fundamentales de la Unión Europea- se concibió no sólo para lograr la reconstrucción y el desarrollo europeo, sino principalmente para frenar y controlar de cerca el desarrollo de la nación alemana en materia de poder militar, debido a los excesos expansionistas del pasado régimen nazi.
Pero la Unión de hoy en día no sería nada sin la presencia –mejor dicho, sin el dinero, desarrollo económico comercial, poder nacional- del Estado alemán. Es por ello que frente a la presente crisis griega, todos los miembros de la UE miran expectantes a este centro de poder europeo. Una de las ideas provino del ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schauble, quien lanzó la idea de un European Monetary Fund, para que sirva como prestamista de última instancia frente a Estados con deudas publicas como el actual ejemplo griego. Aunque también hubo otras propuestas algo desafortunadas, irónicas, como la que realizaron dos diputados de la coalición a la que pertenece Merkel. Los legisladores en cuestión sugirieron a los griegos que en lugar de demandar apoyo financiero al Estado alemán deberían vender una de las tantas islas que posee la nación mediterránea. A los griegos no les resultó tan gracioso.

Pero las tensiones entre Alemania y el resto de Europa continúan ampliándose. Esto se debe a que los alemanes pretenden moverse de manera individual dentro el plano internacional, olvidando que forman parte de un bloque de integración comunitario llamado Unión Europea. Así podrían continuar con sus altos niveles de exportación –alcanzando hace tres años un superávit del 6% del PBI mundial-, de modo que se visualiza cada vez más la brecha de esta nación altamente competitiva con los europeos deudores y en bancarrota. Alemania se siente un competidor a nivel de potencias extra regionales como las del emergente escenario asiático, por lo que el lazo que lo ata a Europa se ve como un impedimento a sus intereses nacionales. La Unión Europea –así como la austeridad de los nacionales alemanes, reflejada en los altos índices de ahorro- sirvió en cierta medida a su desarrollo y actual poderío, pero el hecho de abandonar el marco por la moneda común euro hace rememorar a aquellos alemanes que, para fines del siglo pasado, no veían con buenos ojos que el euro lograra establecerse como una unión monetaria fructífera, entre tantos Estados deficitarios que no habían solucionado aún sus panoramas económicos.

Respecto de la repercusión de la crisis en Grecia, Angela Merkel tiene varios frentes que debe atender con sumo cuidado. En primer lugar, su ámbito doméstico. Siendo que un 70% de los alemanes no están de acuerdo en socorrer a los griegos, sería impopular para la Canciller adoptar una actitud de completa generosidad ante la situación que se vive en tierras helénicas. Los alemanes realizaron recortes a los servicios sociales y se abstuvieron al frenesí consumista que vivieron los griegos ni bien se estableció el euro como moneda común, de modo que la reacción de la sociedad alemana de oposición era de esperarse. Segundo frente: el espacio intra institucional. Analistas y economistas no alemanes asegurar que lo ideal sería que Alemania asuma un rol como financista europeo, estimulando el consumo doméstico que ayude a la zona del Mediterráneo ante el presente estado. Lo que privilegian al interior de la unión es una mayor relación con sus socios europeos, con una consecuente estimulación de dichas economías. En tercer lugar, se encuentra Grecia, el escenario de conflicto. Pese a las medidas severas anunciadas por el primer ministro George Papandreou, las autoridades buscan apoyo en sus vecinos regionales, apoyo que resultó mucho más vago en relación a las concretas demandas de los Estados más fuertes dentro de la Unión Europea. Pese a que Alemania ya realizó inversiones en la deuda no sólo de Grecia sino también de Portugal y España, los griegos ruegan que esta nación siga aportando al salvataje griego.

La pregunta que se desprende frente al caótico escenario europeo es la siguiente: ¿Sirvió a los alemanes renunciar a una fuerte moneda para reemplazarla por una moneda común, compartida con sus –débiles- vecinos? ¿Sirvió a Grecia entrar al sistema monetario del euro, para disfrutar apenas una década de desmedido gasto, finalizando en un trágico desenlace? ¿Corresponde a una economía seria y exitosa ser castigada a auxiliar a naciones que no se dedicaron a ajustar o moderar sus economías cuando era oportuno?

La integración es un tema muy complejo cuando se trata de miembros tan disímiles. La Unión pudo haber sido exitosa en sus comienzos, pero al sumar más y más miembros facilitó la heterogeneidad entre sus componentes, desencadenando un desequilibrio de las respectivas economías nacionales. Como en toda institución internacional los miembros nunca van a lograr el mismo nivel de poder dentro de la entidad, pero los costos que están sufriendo naciones como la alemana permiten pensar que la integración monetaria se convierte en un impedimento a la hora de buscar la competitividad con otros actores ajenos al ámbito institucional en el cual se deben mover. 27 Estados integrados en una misma institución se encuentran en una situación de desigualdad, y ante un panorama desventajoso para el euro. No es cuestión de escepticismo, es cuestión de realidad. ¿Privilegios institucionales? Alemania todavía los está buscando.

Fuente:
“¿Cuánto vale una isla griega?”, El País, 13/03/2010:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/vale/isla/griega/elpepuint/20100313elpepiint_7/Tes
“Now comes the pain”, The Economist, 04/03/2010:
http://www.economist.com/world/europe/displaystory.cfm?story_id=15612439
“Let the Greeks ruin themselves”, The Economist, 18/02/2010:
http://www.economist.com/world/europe/displaystory.cfm?story_id=15549449

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