martes, 23 de marzo de 2010

Caution! China´s Military Rise

El ascenso del poder militar de China es evidente, pero no es tiempo para entrar en pánico… aún. Así lo recomienda la última edición de Foreign Policy, en la cual se analizan los principales mitos y verdades acerca del creciente poder militar chino.

Entre los temores que surgen alrededor del desarrollo de la defensa china, algunos comentarios apuntan a la amenaza que puede significar el creciente poder de la maquinaria militar de dicho país. La realidad indica que, si bien es una potencia en ascenso, en el corto plazo no puede disputarle la hegemonía a Estados Unidos, en el nivel internacional. El plano regional es un tema aparte, ya que cuenta con capacidad para ejercer su influencia en el Asia – Pacífico. Tanto las bases navales en la isla Hainan –reveladas por imágenes satelitales dos años atrás-, el establecimiento de una cuarta fuerza de tarea conjunta -los conocidos Task Force-, como los niveles de gasto en materia de defensa –cifras que aunque superan al resto de sus vecinos van estabilizándose- se suman a la gran cantidad de efectivos con que cuentan las fuerzas armadas chinas. Datos como los recién mencionados incrementar temor en gran cantidad de analistas y políticos, pero las respuestas del otro lado del mundo hace referencia a la búsqueda de paz entre las naciones. Tanto los discursos de Hu Jintao como las explicaciones de su portavoz Li Zhaoxing expresan una China armoniosa, que busca su ascenso pacífico; defendiendo el desarrollo castrense bajo el pretexto de proteger su soberanía e integridad territorial.

Relación con Taiwán: El posicionamiento de SRBM y MRBM frente a las costas taiwanesas viene preocupando bastante a la isla rebelde. Este tipo de misiles de corto y medio rango incrementan el pánico entre las autoridades taiwanesas, aumentando las rispideces entre China continental y China insular. Y los niveles de tensión parecen no bajar en el corto plazo si Estados Unidos continúa abasteciendo de Blackhawks y misiles Patriot a Taiwán, inquietando a Jintao y compañía.
India y Japón también han manifestado preocupación ante un artículo del analista Li Qiulin, que expresaba la capacidad para proyectar no solo poder sino fuerza militar en el escenario asiático. Sin embargo, los norteamericanos no deberían preocuparse, su capacidad militar continúa siendo, por mucho, la primus inter pares ante cualquier Estado por más rising que éste sea. Pese a los inconvenientes que puedan significar Afganistán o Irak, el poderío de la nación se mantiene vigente.

En cuanto al número de efectivos con que cuenta China, hay que destacar que, sólo en referencia al personal militar activo, son las fuerzas armadas más importantes, con 2,2 millones de personas. Pero a diferencia del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, esta dimensión no incluye empleados civiles, técnicos y contratistas, que se suman al 1,7 millones de miembros del servicio activo. Al no haber una división del trabajo al interior del sector castrense chino, queda entendido que sus soldados deben hacer todas las tareas que podría realizar gente más calificada, y esta cifra no significa mayor capacidad por parte de las fuerzas armadas de China. Si consideramos la política del hijo único, es probable que dentro de algunas generaciones la densidad poblacional del ejército chino sea menor.

Los cambios que desde principios de los noventa han reformado la doctrina militar han permitido la adquisición de nuevas tecnologías –extranjeras y superiores- así como, otro tipo de entrenamiento, y sistemas de comando y control más actualizados. Los incrementos en el gasto militar –segundo puesto mundial entre los mayores inversores para la Defensa- no alcanzan ni por casualidad a las cifras de la superpotencia, aunque si han causado preocupación entre sus vecinos asiáticos y demás potencias extra continentales.

Al interior de la nación, el temor reside en que las fuerzas sean utilizadas para mantener orden a nivel orden interno. Lo cierto es que, a partir del incidente de Tiananmen del año 1898, el People´s Armed Police reemplazó al People´s Liberation Army en cuanto a la regulación y mantenimiento de control doméstico, con lo cual el desarrollo militar chino no responde a intereses que podrían ser catalogados como represivos al interior de su propio territorio.

Retomando la cuestión de Taiwán, el objetivo primordial del desarrollo militar se debe no a prepararse para emprender una invasión en la isla taiwanesa, sino a la reforma misma del aparato militar. De esta manera, se lo entrena y capacita para proteger los intereses y la integridad territorial de China, más aún en esta etapa de expansión. Contar con un gran poder militar es un requisito indispensable para toda potencia que busque desarrollarse y salvaguardar su soberanía en el plano internacional.

Si bien es muy temprano para hablar de los objetivos militares a nivel internacional, lo cierto es que busca operar –en el largo plazo- de modo global. Las aspiraciones off shore que pueda desarrollar la Republica China no son claras en este momento de ascenso, pero a medida que ejerza su poder de manera efectiva se visualizará mejor la proyección de su poder.



Fuente:
“Think Again: China´s Military”, Foreign Policy, March-April 2010.
“La apoteosis china del nacionalismo y el soberanismo”, 13/03/10:
http://www.cope.es/mundo/13-03-10--apoteosis-china-nacionalismo-soberanismo-147428-1
“China ralentiza el aumento de su presupuesto militar”, El País, 4/04/10:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/China/ralentiza/aumento/presupuesto/militar/elpepuint/20100304elpepuint_7/Tes “Meeting Taiwan´s self defense needs”, Eurasia Review, 27/02/2010:
http://www.eurasiareview.com/2010/02/32037-meeting-taiwans-self-defense.html

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lunes, 15 de marzo de 2010

Pertenecer, ¿tiene sus privilegios?

Siendo la cuna de la civilización occidental, tierra de famosos pensadores clásicos y de los mayores legados recibidos por la humanidad, hoy en día Grecia se encuentra sufriendo los golpes de una devastadora crisis económica. Al igual que cualquier Estado integrado al sistema internacional, no pudo escapar del impacto de la crisis suscitada hacia fines de 2008; y es el caso de Atenas el que representa el peor de los escenarios que se pueden apreciar al día de hoy.

Originada en el escenario europeo de post Segunda Guerra Mundial, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero –CECA, el primero de los pilares fundamentales de la Unión Europea- se concibió no sólo para lograr la reconstrucción y el desarrollo europeo, sino principalmente para frenar y controlar de cerca el desarrollo de la nación alemana en materia de poder militar, debido a los excesos expansionistas del pasado régimen nazi.
Pero la Unión de hoy en día no sería nada sin la presencia –mejor dicho, sin el dinero, desarrollo económico comercial, poder nacional- del Estado alemán. Es por ello que frente a la presente crisis griega, todos los miembros de la UE miran expectantes a este centro de poder europeo. Una de las ideas provino del ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schauble, quien lanzó la idea de un European Monetary Fund, para que sirva como prestamista de última instancia frente a Estados con deudas publicas como el actual ejemplo griego. Aunque también hubo otras propuestas algo desafortunadas, irónicas, como la que realizaron dos diputados de la coalición a la que pertenece Merkel. Los legisladores en cuestión sugirieron a los griegos que en lugar de demandar apoyo financiero al Estado alemán deberían vender una de las tantas islas que posee la nación mediterránea. A los griegos no les resultó tan gracioso.

Pero las tensiones entre Alemania y el resto de Europa continúan ampliándose. Esto se debe a que los alemanes pretenden moverse de manera individual dentro el plano internacional, olvidando que forman parte de un bloque de integración comunitario llamado Unión Europea. Así podrían continuar con sus altos niveles de exportación –alcanzando hace tres años un superávit del 6% del PBI mundial-, de modo que se visualiza cada vez más la brecha de esta nación altamente competitiva con los europeos deudores y en bancarrota. Alemania se siente un competidor a nivel de potencias extra regionales como las del emergente escenario asiático, por lo que el lazo que lo ata a Europa se ve como un impedimento a sus intereses nacionales. La Unión Europea –así como la austeridad de los nacionales alemanes, reflejada en los altos índices de ahorro- sirvió en cierta medida a su desarrollo y actual poderío, pero el hecho de abandonar el marco por la moneda común euro hace rememorar a aquellos alemanes que, para fines del siglo pasado, no veían con buenos ojos que el euro lograra establecerse como una unión monetaria fructífera, entre tantos Estados deficitarios que no habían solucionado aún sus panoramas económicos.

Respecto de la repercusión de la crisis en Grecia, Angela Merkel tiene varios frentes que debe atender con sumo cuidado. En primer lugar, su ámbito doméstico. Siendo que un 70% de los alemanes no están de acuerdo en socorrer a los griegos, sería impopular para la Canciller adoptar una actitud de completa generosidad ante la situación que se vive en tierras helénicas. Los alemanes realizaron recortes a los servicios sociales y se abstuvieron al frenesí consumista que vivieron los griegos ni bien se estableció el euro como moneda común, de modo que la reacción de la sociedad alemana de oposición era de esperarse. Segundo frente: el espacio intra institucional. Analistas y economistas no alemanes asegurar que lo ideal sería que Alemania asuma un rol como financista europeo, estimulando el consumo doméstico que ayude a la zona del Mediterráneo ante el presente estado. Lo que privilegian al interior de la unión es una mayor relación con sus socios europeos, con una consecuente estimulación de dichas economías. En tercer lugar, se encuentra Grecia, el escenario de conflicto. Pese a las medidas severas anunciadas por el primer ministro George Papandreou, las autoridades buscan apoyo en sus vecinos regionales, apoyo que resultó mucho más vago en relación a las concretas demandas de los Estados más fuertes dentro de la Unión Europea. Pese a que Alemania ya realizó inversiones en la deuda no sólo de Grecia sino también de Portugal y España, los griegos ruegan que esta nación siga aportando al salvataje griego.

La pregunta que se desprende frente al caótico escenario europeo es la siguiente: ¿Sirvió a los alemanes renunciar a una fuerte moneda para reemplazarla por una moneda común, compartida con sus –débiles- vecinos? ¿Sirvió a Grecia entrar al sistema monetario del euro, para disfrutar apenas una década de desmedido gasto, finalizando en un trágico desenlace? ¿Corresponde a una economía seria y exitosa ser castigada a auxiliar a naciones que no se dedicaron a ajustar o moderar sus economías cuando era oportuno?

La integración es un tema muy complejo cuando se trata de miembros tan disímiles. La Unión pudo haber sido exitosa en sus comienzos, pero al sumar más y más miembros facilitó la heterogeneidad entre sus componentes, desencadenando un desequilibrio de las respectivas economías nacionales. Como en toda institución internacional los miembros nunca van a lograr el mismo nivel de poder dentro de la entidad, pero los costos que están sufriendo naciones como la alemana permiten pensar que la integración monetaria se convierte en un impedimento a la hora de buscar la competitividad con otros actores ajenos al ámbito institucional en el cual se deben mover. 27 Estados integrados en una misma institución se encuentran en una situación de desigualdad, y ante un panorama desventajoso para el euro. No es cuestión de escepticismo, es cuestión de realidad. ¿Privilegios institucionales? Alemania todavía los está buscando.

Fuente:
“¿Cuánto vale una isla griega?”, El País, 13/03/2010:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/vale/isla/griega/elpepuint/20100313elpepiint_7/Tes
“Now comes the pain”, The Economist, 04/03/2010:
http://www.economist.com/world/europe/displaystory.cfm?story_id=15612439
“Let the Greeks ruin themselves”, The Economist, 18/02/2010:
http://www.economist.com/world/europe/displaystory.cfm?story_id=15549449

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